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Courbet y Proudhon, dos grandes amigos

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Courbet_Portrait_of_Proudhon_1853 La pintura de Courbet con sus implicaciones sociales y políticas se escapaba a los mecanismos de control de la autoridad y del poder.

Courbet fue un gran amigo de Proudhon, con quien compartía las ideas socialistas. En el cuadro que le dedicó, Proudhon aparece en la parte derecha del cuadro, donde Courbet sitúa a los que respaldan sus ideas. Este homenaje amistoso en forma de retrato no se materializó hasta la muerte prematura de Proudhon en 1865, con el fin de honrar la memoria del hombre y del socialista. En el cuadro, Courbet, quebranta las normas del retrato conmemorativo al representar a su amigo sentado delante de su casa, cerca de sus hijas.

En uno de los peldaños de los escalones de acceso a la residencia familiar aparece escrita la fecha de 1853, año en el que Proudhon, encarcelado en 1849 por su oposición a Luis Napoleón Bonaparte, recuperó su libertad. El amontonamiento de libros y papeles evoca al teórico y al escritor, que aparece aquí en una actitud meditativa. Lleva puesto el blusón típico de la región de Beauce, regalo de un compañero de cárcel durante su encarcelamiento en Sainte- Pélagie y símbolo de su lucha política, mientras que el sombrero de fieltro recuerda sus orígenes proletarios. Cerca del gran hombre y sentada también en el suelo, vemos a su hija Catherine, que descifra el alfabeto como prueba de que había iniciado ya su instrucción; mientras, Marcelle, la hija menor, parece totalmente absorta en sus juegos infantiles.

La obra no tuvo buena acogida en el Salón de 1865. La originalidad de la composición, la humildad de una escena considerada vulgar y la controvertida personalidad del modelo le acarrearon muchas críticas. Courbet quedó conmocionado y modificó su cuadro tras la exposición, borrando la figura de la esposa encinta que se encontraba en la parte derecha del cuadro. Al borrar la imagen de Euphrasie Proudhon, atenuó el carácter anecdótico de la escena, resaltando así la figura del filósofo, que quedaría inmortalizada en esta obra como un icono moderno.

Mientras que el cuadro es rico en información, no en mensajes, acerca del aspecto, el carácter y las ideas de Proudhon, estos detalles no se relatan en términos de ningún significado superpuesto, sino más bien en términos de metonimia, la vinculación de elementos por mera contigüidad que Roman Jakobson ha postulado como el método fundamental de representar del arte realista, en oposición al predominio de la metáfora en las obras románticas y simbolistas. La meticulosidad del detalle «sin significación» es esencial al realismo, pues es esto lo que vincula sus producciones con tanta solidez a un tiempo y un lugar específicos, y ata las obras realistas en una realidad concreta más que ideal o poética. Es la presencia material de la imagen aquí y ahora más que cualquier noción abstracta y tradicional de la grandeza lo que convierte en memorable este retrato, en cuanto a transcripción fenomenológica, más precisa y más rica en cuanto al detalle característico que cualquier fotografía posible, abrumador por la sola riqueza y profusión de su exactitud a gran escala. Cabe resaltar, que la contemporaneidad del retrato de Proudhon no se debe sólo a una detallada transcripción de la indumentaria y avíos de la época, sino más bien responde  al resultado del establecimiento de un modo nuevo y adecuadamente moderno de mirarlos: una nueva estructura pictórica de la realidad.


2 comentarios

  1. […] Courbet se propone romper con los componentes “pictóricos” y sustituirlos por otros realistas. Es decir, que la realidad desplace a la pintura para crear un nuevo equilibrio entre el tema y el sistema de representación. […]

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